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17.2.10

Arroz con acelgas y caracoles

Este arroz me lo enseñó Inma, la mamá de Rubén hace muchos años. Es un arroz muy típico aquí en Valencia capital. No tiene mucha cosa, el secreto está en poner unos buenos caracoles, si son "vaquetes" que son carísimas mejor, al menos de eso presumía el abuelo de Rubén que en su chalet de Lliria solía demostrarnos lo purista que era con los caracoles, las patatas, la paella valenciana, el "garrofó" etc.
Rubén iba al cole con mi hija Claudia hace 15 años. Empezaron a ir juntos en Preescolar y los años de Primaria. Su madre se lo miraba y no se lo veía, era un niño especial y ella era fuerte, trabajadora, lo hacía todo por él, se lo crió ella sola. Entonces yo rondaba los 28 más o menos y ella ya era una mujer con todas las de la ley acostumbrada a sacar las castañas del fuego. Me inculcó muchas cosas, yo era una madre joven y cuando yo iba ella ya venía, como se suele decir. 
Su abuelo era un encanto, loco por el nieto, mientras Inma trabajaba. Rubén era de todos, tenía unos ojos redondos negros, guapo a morir. En alguna ocasión nos hizo una paella debajo de la "garrofera" del chalet de Lliria y fue entonces cuando empecé a saber lo que era un guiso de verdad. Aún teniendo una madre como la que tengo, para mí una gran cocinera y pastelera, lo que he aprendido siempre ha sido fuera de casa, en mercados, preguntando a gente mayor, y probando.
El abuelo de Rubén plantaba patatas, no comeré mejores patatas en mi vida. Se las comprábamos a él y nos decía cómo teníamos que conservarlas: tapadas en un cubo con arena.
Pasamos muchas tardes de parque y merienda, muchos cumpleaños juntos y no olvidaré el énfasis en la voz de Inma cuando llamaba a su Rubén, madre si se le escapaba de la mano: Rubén!!!!
Un mal día unos pájaros anidaron en el tubo de la caldera de la calefacción que tanto le había costado poner a Inma en su casa. Esa noche murieron ahogados Rubén, su abuelo y a Inma la sacaron de milagro. 
A Rubén lo enterramos las mamás del cole, creo que vino su padre, no recuerdo, ¿qué importa si cuando lo necesitó no estuvo?, Inma estaba ... no se ... a saber dónde estaría Inma, físicamente no tengo datos pero cerebralmente, me lo imagino.
Este es el arroz que me enseñó Inma:
Sofríes unos trozos de pollo, o huesos de cerdo magrosos (los conseguirás si conoces al carnicero, de lo contrario los pelan totalmente) la carne que quieras poner.
Añades unos ajos tiernos y tomate rallado.
Ten en cuenta que le irá bien una cucharadita de carne de pimiento choricero.
El abuelo me enseñó a trinchar las patatas porque decía que así hacían el caldito espeso: añade pues una patata trinchada o dos, según los comensales.
Sálalo y añade las acelgas y los caracoles.
Pon agua suficiente para que cueza y si lo haces en olla, tapa la olla.
Cuando esto esté cocido, añade el arroz y el azafrán, aquí el abuelo quería azafrán del de verdad, me enseñó a tostarlo envuelto en un papelito encima de la olla y luego picarlo con los dedos apretando el papel que lo envolvía.
Pon además colorante si te gusta que quede amarillo.
El tiempo de cocción del arroz lo determina el tipo de arroz que utilices: si es un arroz normal y dependiendo de gustos, unos 20 minutos; si es arroz bomba, un poco más.
A mí no me gusta que este arroz quede tieso, un pelín crudo como suele gustar el arroz de paella, u otro arroz seco, me gusta bien cocidito sin llegar a "esclatarse" como llamamos aquí "arros esclatat" porque ahí ya la has fastidiado.
Torrijas
Y como estamos en Carnaval, unas torrijas en memoria de Rubén que seguro que allá donde esté estará pidiendo su merienda a las 5, hora de salida del cole.
Utiliza un paz de hogaza que tenga unos cuantos días (probé con dos panes, uno blanco y otro de nuez y me gusta más cómo salió el blanco).
Haz unas rebanadas.
Pónlo a remojo con leche y azúcar. 
Echa una cucharadita de esencia de vainilla en la leche.
Bate unos huevos y ve calentando el aceite, que no llegue a humear (con el pan hay que ir con cuidado, el aceite enseguida se quema).
Cuando el pan haya absorbido la leche coge cada rebanada, pásala por huevo y fríela.
Espolvorea con una mezcla de azúcar y canela. 

22 comentarios:

Chez Lola 17 de febrero de 2010, 5:26  

Oh Ana...que historia tan triste...no me imagino el dolor de esa madre...es muy bonito el homenaje a Ruben, seguro que le habria encantado.El arroz espectacular...como sabes mis padres viven en Liria y debajo de su garrofera nos hemos comido mas de un platito asi, es el preferido de mi padre. Les vaquetes adoro buscarlas, y los moros y les chonetes. Unas fotos estupendas con mucha luz, me ha encantado la entrada.Un beso fuerte preciosa.

Pilar - Lechuza 17 de febrero de 2010, 8:26  

Ana, me ha parecido una historia entrañable hasta que llegué al fatídico momento....qué tristeza. Es un homenaje muy bonito el que le has hechoa Rubén y a su abuelo. Seguro que allí dónde estén, estarán sonriendo al ver este arroz tan espectacular.
un iquiño

Curra 17 de febrero de 2010, 8:27  

ufff, Ana he visto el arroz y allá que me he tirado. Cuando he terminado de leer la historia ya no he podido leer la receta.
Un abrazo,

Liliana Fuchs 17 de febrero de 2010, 9:56  

Gracias por compartir tus recuerdos con nosotros; es un relato cargado de emoción contenida que me ha hecho volver a pensar en lo poco que a veces valoramos las pequeñas cosas de la vida. Qué mala suerte tuvo esa familia, a través de tus palabras me los imaginaba llenos de ganas de vivir y de cariño.
Me ha parecido muy bonito que a través de estas recetas puedas honrar su memoria y recordarles; realmente la cocina es un gran modo de mantener vivos los recuerdos.

Me apasiona conocer todas las variantes que hay por nuestra geografía de un plato de arroz, más allá de las discusiones sobre la paella original. En Murcia a veces se usan caracoles, aunque en mi familia no nos gustan. Por la foto el arroz tiene una pinta riquísima, en su cocción justa, y ese caldito apetece mucho en esta época.

Un abrazo

Núria 17 de febrero de 2010, 11:18  

Ana que entrada mas emotiva, a veces la vida es injusta eh???
Este homenaje seguro que te lo agradeceran enormemente...
El arroz tiene una pinta deliciosa aunque te digo la verdad a mi los caracoles no me gustan mucho, pero buenos se puede hacer sin.... y las torrijas que buenas que son...
muchos besos

Anónimo 17 de febrero de 2010, 17:28  

Pues las torrijas tenemos colgadas de la nevera pendientes de hacer hace tiempo, y vistas así, si no fuera porqué estoy en el trabajo, a estas horas de la tarde nos ponemos los tres mosqueteros ahora mismo a hacerlas.
Enhorabuena por el bloc.
Besos.
Gemma

AnuKa 17 de febrero de 2010, 17:51  

¡Vaya!, por fin he podido. Me he tenido que ir a la etiqueta de "Sentimientos" y desde ahí, sí me ha dejado acceder a los comentarios, ¡yupi!

Lo seguiré intentando en próximas entradas. Gracias Ana. Un beso.

Caminar sin gluten 17 de febrero de 2010, 21:11  

Realmente, nos has contado una historia real y triste. Pero así, por haber anidado los pájaros en las salida de los productos de la combustión de la caldera, por desgracia, han muerto muchas personas. Y sentimos que perdieras a ese estupendo niño y el dolor de una madre.

Respecto a la receta, nos has recordado que hace muchos años que no comemos caracoles, y preparados como lo has hecho deben de estar riquísimos.

Besotes,

Ana y Víctor.

Anónimo 17 de febrero de 2010, 21:14  

ANA SEGURA, puedes estar segura que nunca tube tal intención, sinplemente se debe a un error, ya que he tenido la intencion de hacer un comentario en tu blog y este ha sido el resultado, puedes creerme que lo siento y perdona
SALUDOS CORDIALES
JUAN

Marta 17 de febrero de 2010, 21:51  

Vaya historia Ana...me he quedado de piedra leyendo. Un gran homenaje el tuyo.
Besos

aandara 17 de febrero de 2010, 23:14  

Ana que historia mas triste, pero hay cosas que pasan que uno no logra comprender, por mas que te preguntes porque, solo Dios sabe hasta que dia estamos en este mundo,asi que una sonrisa grande todos los dias
Un beso
Amalia

Lila Ortega 18 de febrero de 2010, 16:25  

uy ana querida... a veces la maravilla de la cocina se mezcla con el agridulce de la vida y de la muerte. Hoy haz hecho honor al afecto y a la pena... pareces hecha de nostalgia que vistes, o disfrazas con torrijas azucaradas y miel...

Mila 18 de febrero de 2010, 20:28  

Una historia tremenda, y un arroz estupendo.
Besos

Loladealmeria 19 de febrero de 2010, 10:15  

Ana, cielo, a ruben como si fuera d ela familia y el abuelo mas aun. Espero que Inma pueda algun dia rcpuperarse.Que duro. Se mehan saltado als algrimas, debe de ser que estoy muy sensible ultimamente.
Un arroz agridulce, pero muy rico por descontado.
A veces el tiempo suaviza los recuerdos y por eso podemos contarlos.
a mi los caracoles me vuelven loca, no sabia que ahbia categorias en ellos, algo he aprendido.
De las torrijas que te voy a decir, hoy me he levantado pensando en ellas, jajajjacoincidencia.
bsss con mucho amor, desde Almeria.

Sefa 20 de febrero de 2010, 2:27  

Hola Ana, menos mal que hoy si me deja ponerte comentario, llevo varios dias y me era imposible.
Esta receta se ve rica, nunca puse acelga en el arroz, pero a mi que me gusta mezclar la probaré, un abrazo.SEFA

Carmen 20 de febrero de 2010, 13:03  

Una historia sobreogedora. A veces la vida es injusta con los que menos medios tienen, y se ceba con ellos.

El arroz tiene un aspecto maravilloso, ha sido un buen homenaje a tus amigos.

Un beso

Margarita 20 de febrero de 2010, 18:20  

Me comería el arroz con gusto, pero los caracoles...
Aunque sobre las torrijas te diré que estoy dispuesta a probar los dos panes.

Besitos mil :)

Marisa Beato 21 de febrero de 2010, 10:31  

Bonita, pero triste historia con la que me estreno a leerte. Gracias por compartirla.
Me encanta los caracoles,y este arroz también. Probaremos con los de Mercadona que son los únicos que hay por Madrid :-D
Besos

Unknown 21 de febrero de 2010, 19:49  

Una lástima la verdad, dos vidas truncadas en un momento, es un homenaje precioso el que has hecho, y allí dónde esten seguro que no han dejado ni un grano de arroz ni una miguita de esas torrijas. Un abrazo

Laura. 22 de febrero de 2010, 17:08  

Que triste historia, y a la vez entrañable.
Ese arroz mi abuela lo hace de maravilla, como buena valenciana, mi madre también lo borda, pero yo no lo he preparado nunca, será por que estoy acostumbrada a que me lo hagan..

Besos!

a n i s h i 26 de febrero de 2010, 15:19  

Gracias a tod@s los que pasáis por aquí, me alegra compartir cada experiencia que sale de mi cocina.
Un abrazo sincero.
Ana

vane 4 de mayo de 2010, 14:17  

hola !!!
Veo que todo ha empezado porla piblicación e un arroz con vaquetas o caracoles. Yo he acabado aquí poque mi padre vende vaquetas y me gustaría saber si algunos/as de ustedes saben de algun restaurante en valencia o alrededores donde trabajen con ellas. Porque estoy un poco perdida a la hora de buscar sitios. Un saludo y me ayudarias mucho.