Reconfortantes caricias en la espalda
Hay tres mundos aquí en internet por los que me pierdo: uno es la cocina, otro es la ilustración y el otro es el crochet, tejer y demás labores.
Cuando era niña, aprendí a hacer ganchillo al lado de mi abuela. Salía del colegio y me apasionaba entrometerme con los corrillos de abuelas que tomando el sol se juntaban para hacer sus labores. Mi abuela hacía ganchillo con una perfección insuperable, hacía y deshacía hasta que le salía perfecto, era muy puntillosa y trabajadora. Aquel ganchillo era como todas conoceréis, de color blanco o beige, no tenía más trascendencia que el punto, el secreto estaba en un punto u otro. Después todo esto pasó de moda y se impusieron otros estilos sobre todo en la gente joven, que si teníamos algo era porque nuestras abuelas o madres nos lo habían hecho para casarnos o juntarnos, en fin. Mi madre mucho ganchillo no hizo, la verdad. Y mi abuela, del que hizo, a mí nada me llegó.
Cuando me casé, la tía de mi marido, que también es del gremio, me hizo varias cosas pero, hay tantas otras alternativas que no me decanto por este estilo, verdaderamente no es lo mío.
De repente un día conozco el blog de Chuculeta y ahí vi París (bueno Paris ya lo había visto, es una expresión), aquello era ganchillo con gusto, de colores, otro mundo. A través de ella fui conociendo otros blogs y un día vi un chal que me dejó muerta, el Leaf Lace Shawl.
En el mundo de la cocina, cuando quieres un molde te lo compras.
En el mundo de la ilustración cuando quieres un cuento o álbum, te lo compras.
Pero en este mundo, si no sabes coger ni la aguja, dónde carajo consigues este chal?.
Sabía de lo que yo era capaz de hacer por los demás pero no sabía quién sería capaz de hacer algo así por mí.
Un buen día entré en un blog, del que me agradó mucho la fotografía, olí bondad (algo para lo que tengo un sexto sentido), y sin haber mediado antes ninguna palabra, lancé mi encargo, pidiendo presupuesto por algo que tenía un valor incalculable pero creyendo siempre en la buena fe de la gente. Tardé en recibir respuesta, supongo que por la contrariedad suscitada, y esa respuesta fue "tiempo". Bueno, si solo se trataba de tiempo, quizás algún día tuviera mi encargo. Y como los presupuestos no entraban en los planes de la artista, acordamos un intercambio.
Pasaron los meses, todos estos duros meses y, como todo llega, también llegó el chal, en forma de abrazo para este periodo de postoperatorio.
Quizás fue un atrevimiento por mi parte, un capricho, un "lo quiero". Solo la artista sabe lo que fue.
Con ello quiero deciros que lo mejor en la vida siempre está por llegar, que no desfallezcáis, que lo que no sucede en una época sucede en otra, que lo que no os llega de alguien que esperáis, os llega de alguien especial, mágico, puesto en vuestro camino para sorprenderos como todo esto me ha sorprendido a mí. Es muy fuerte, pedir algo así a alguien que no conoces de nada, que confíe en ti, que compre el material, que dedique su tiempo, que es oro para todos, y que te haga llegar de sus manos, de su sudor, una caricia semejante en forma de regalo.
Está claro que habrá un intercambio, pero el valor de su regalo es incalculable en estos tiempos en los que no nos detenemos por nadie, y menos, mucho menos a tejer para un desconocido.
Si queréis ver mejores fotos visitad el blog de Cannnela, quien además de ser una artista con las manos lo es con los ojos que pone detrás de la cámara para captar, quizás porque todo lo hace con el mismo amor.
Si yo supiera hacer estas maravillas, no dormiría por las noches, teje que teje.
Gracias B.
Cuando era niña, aprendí a hacer ganchillo al lado de mi abuela. Salía del colegio y me apasionaba entrometerme con los corrillos de abuelas que tomando el sol se juntaban para hacer sus labores. Mi abuela hacía ganchillo con una perfección insuperable, hacía y deshacía hasta que le salía perfecto, era muy puntillosa y trabajadora. Aquel ganchillo era como todas conoceréis, de color blanco o beige, no tenía más trascendencia que el punto, el secreto estaba en un punto u otro. Después todo esto pasó de moda y se impusieron otros estilos sobre todo en la gente joven, que si teníamos algo era porque nuestras abuelas o madres nos lo habían hecho para casarnos o juntarnos, en fin. Mi madre mucho ganchillo no hizo, la verdad. Y mi abuela, del que hizo, a mí nada me llegó.
Cuando me casé, la tía de mi marido, que también es del gremio, me hizo varias cosas pero, hay tantas otras alternativas que no me decanto por este estilo, verdaderamente no es lo mío.
De repente un día conozco el blog de Chuculeta y ahí vi París (bueno Paris ya lo había visto, es una expresión), aquello era ganchillo con gusto, de colores, otro mundo. A través de ella fui conociendo otros blogs y un día vi un chal que me dejó muerta, el Leaf Lace Shawl.
En el mundo de la cocina, cuando quieres un molde te lo compras.
En el mundo de la ilustración cuando quieres un cuento o álbum, te lo compras.
Pero en este mundo, si no sabes coger ni la aguja, dónde carajo consigues este chal?.
Sabía de lo que yo era capaz de hacer por los demás pero no sabía quién sería capaz de hacer algo así por mí.
Un buen día entré en un blog, del que me agradó mucho la fotografía, olí bondad (algo para lo que tengo un sexto sentido), y sin haber mediado antes ninguna palabra, lancé mi encargo, pidiendo presupuesto por algo que tenía un valor incalculable pero creyendo siempre en la buena fe de la gente. Tardé en recibir respuesta, supongo que por la contrariedad suscitada, y esa respuesta fue "tiempo". Bueno, si solo se trataba de tiempo, quizás algún día tuviera mi encargo. Y como los presupuestos no entraban en los planes de la artista, acordamos un intercambio.
Pasaron los meses, todos estos duros meses y, como todo llega, también llegó el chal, en forma de abrazo para este periodo de postoperatorio.
Quizás fue un atrevimiento por mi parte, un capricho, un "lo quiero". Solo la artista sabe lo que fue.
Con ello quiero deciros que lo mejor en la vida siempre está por llegar, que no desfallezcáis, que lo que no sucede en una época sucede en otra, que lo que no os llega de alguien que esperáis, os llega de alguien especial, mágico, puesto en vuestro camino para sorprenderos como todo esto me ha sorprendido a mí. Es muy fuerte, pedir algo así a alguien que no conoces de nada, que confíe en ti, que compre el material, que dedique su tiempo, que es oro para todos, y que te haga llegar de sus manos, de su sudor, una caricia semejante en forma de regalo.
Está claro que habrá un intercambio, pero el valor de su regalo es incalculable en estos tiempos en los que no nos detenemos por nadie, y menos, mucho menos a tejer para un desconocido.
Si queréis ver mejores fotos visitad el blog de Cannnela, quien además de ser una artista con las manos lo es con los ojos que pone detrás de la cámara para captar, quizás porque todo lo hace con el mismo amor.
Si yo supiera hacer estas maravillas, no dormiría por las noches, teje que teje.
Gracias B.
21 comentarios:
Primer??? :D qué guapa estás Ana, el chal es precioso ehhh!! me encanta el color!!!
Voy a leer lo que nos cuentas que me pasado a comentar directamente ;)
Un abrazo guapa.
Mira qué yo también le voy a dar leas gracias por haberte regalado el chal porque HAY QUE VER qué sonrisa más bonita nos enseñas hoy.
Espero que estés lo mejor posible.
Saludiños,
(Hoy he ido a ecomamografía otra vez.... El "bultito" no se mueve, no crece... Pero es que tampoco se va a paseo el jodido, yo es que aún sigo pensando que desaparecerá por generación espontánea...)
Sinceramente Ana, se te ve muy guapa y además muy enamorada de chal.
Nos has recordado a una de nuestra abuelas que siempre estaba haciend ganchillo y de la que si que conservamos muchas labores.
Como siempre te deseamos todo lo mejor y que seas muy feliz.
Besotes,
Ana y Víctor.
!Es precioso!
Ya me gustaría ser capaz de hacer algo tan bonito, pero he sido incapaz de aprender el arte del ganchillo.
Besitos mil ;)
Hay que ver lo bien que se te ve, y cómo levantas los brazos!!! No sé, me imaginé (en mi ignorancia) que no podrías hacerlo así.
El chal es di.vi.no y, a més a més, hecho con tanto amor.
En este post has dicho un montón de cosas que eran justo las que necesitaba escuchar.
Un besote, guapa!
Precioso el chal, lo que nos cuentas y como estas de guapa con el, cada dia veo mas cosas buenas en los blog, pues sin conocernos no nos importa hacer, regalar o mimar a las otras personas, eso me hace ver que todavia este mundo tiene remedio, mirare el blog en cuestion, yo no se hacer ganchillo aunque me gustaria porque es una labor preciosa, un abrazo.SEFA
Nunca un mimo más oportuno en forma de chal, qué bueno y sanador.
Besitos
Hay días, como hoy, que me levanto de la cama pensando: "hoy va a ser un gran día ^_^" y cuando abro el correo y leo tu agradecimiento por algo que ni siquiera he escrito yo... repienso "hoy ES un gran día".
Tus ánimos, tus palabras del blog, tu lucha diaria contra el puñetero virus que invade a la raza humana... qué decir? Sólo me atrevo a mandarte muchísisisisisisisma fuerza desde Las Canarias para que sigas con esa energía que desprendes en tu blog.
Un abrazo fuertísimo.
Ana...¡¡que biean arrebozada y acariciada te ves con ese chal!! Te he extrañado amiga pero me alegra ver tu carita llena de sonrisas y tranquilidad. Sigue asi amiga, que este mundo no se acaba!!!
Todo mi cariño
POR LUCHADORA... mira mi blog, guapi!
Un besoooooooo
Hola Ana:
Me llamo Carmen y soy valenciana como tú, aunque vivo en Italia con mi familia y echando de menos la terreta y ese maravilloso sol casi pascuero. Disculpa si me tomo la licencia de escribirte, es la primera vez que lo hago aunque te sigo desde hace tiempo. Entré en tu blog desde lasrecetasdemama. Sólo quiero decirte que mucho ánimo, que sigas adelante que mucha gente te apoya como he podido ver. No he convivido nunca con el cáncer y no puedo ni imaginar por lo que estarás pasando pero me maravilla el coraje que le echas, sigue así!! Eres un ejemplo para todos los que te conocen. Baci dalla italia:
Carmen
Ana
estas muy guapa, y de verdad que el chal te queda de miedo, olé!!!.
Y da gusto ver que aún quedan personas buenas en el mundo.
Besets.
un apretó
Hay caricias que se dan porque se merecen.
Estás guapa.
Besitos sin gluten
Ana soy miramola seguidora de tu blog,tienes unas dotes especiales para transmitir sentimientos,cual
quiercosa que escribes llega al corazon de la gente que te lee,es una cualidad muy importante,nunca pensasteen escribir un libro,novela
ctc,ya quisieranmuchos escritores tener ese don,animate....podria ser un buen escape....un abrazo y sigue escribiendo tan bonitoy con tanta dulzura,,,,,,merce
Ay dan ganas de pedir mas intercambios -Canella tranqui que no a ver si la liamos- me gusta mucho el color es como si con esa forma llevaras un corazón rodeandote :) y siempre es un placer verte.
Besos y disfrutalo te lo mereces.
Bueno Ana, te lo mereces, de verdad. Además de ser precioso, te sienta fenomenal, y no solo en el cuerpo, sino que seguro y por tus palabras, también para el corazoncito. Voy a visitar ese blog, que se lo merece. Un beso enorme. Sonia
Bonito el chal y bonita la tejedora, estas cosas son las que hacen que el mundo sea mucho más habitable. Besos,
Lía
era de Cannela? ya lo creo que es una artista y yo que había admirado ya el chal en su blog, Ana, este sí que es un regalazo
Dale un besito y abrazo de mi parte!! Felicidades! Por cierto, vaya Chal!! El blog de Cannella me ha encantado!
Besazos y palante!!
Hola estas preciosa con este chal, vaya un regalo bonito y creo que hecho con mucho cariño. Perdona que no te haya contestado hasta ahora en este blog, pero lo he tenido un poquillo abandonado, ahora ya lo sigo otra vez. un beso.
Anita, cómo te explico yo a ti que esta es la tercera vez que me encuentro a Cannela por tres vías distintas... la tendré que conocer al final :)
Pronto te llegará algo con mucha "luz" ;)
Precioso el chal, por cierto!
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