Ayer encontré la receta de estas lenguas de gato en el blog de unos jóvenes encantadores que se llama
With the hands in the dough y, aunque era un poco tarde, me puse a hacerlas para tener algo crujiente de que hechar mano a la hora de poner un helado, yogur, natillas etc.
No había hecho nunca galletas, no me gustan demasiado y casi todas las recetas que veo llevan mantequilla. Pensando en que las galletas que venden por ahí con mantequilla no nos gustan, no me había decidido a hacer ninguna de ellas. Nada más lejos de la realidad, cuando utilizas una mantequilla buena, las galletas saben a gloria. Estrené mi manga pastelera sin muchas esperanzas pero la verdad, el horno hace maravillas, sabes lo que metes pero no te imaginas lo que vas a sacar, es una auténtica transformación lo que sucede allí dentro. De modo que pensé, si quedan bonitas irán al blog y si no un empastre más. Aquí la suerte estuvo de mi parte y os ofrezco la experiencia para que os fieis de la receta que es muy sencilla y en 15 m. teneis unas lenguas de gato estupendas si de repente os surge un compromiso.
Ingredientes
125 gr. de mantequilla (utilicé de Soria que me gusta mucho)
125 gr. de azúcar
una pizca de sal
2 claras de huevo (si los huevos son pequeños, 3 claras)
150 gr. de harina (utilicé de espelta)
fresones deshidratados para decorar
Preparación
En un cuenco colocamos la mantequilla y la trabajamos hasta que quede con la consistencia de una pomada.
Añadimos el azúcar y la pizca de sal.
A continuación ponemos una clara sin batir y la mezclamos, después la otra clara. Mezclamos hasta conseguir una consistencia cremosa.
Añadimos la harina tamizada y mezclamos lo justo para que se integren todos los ingredientes.
Rellenamos una manga pastelera con una boquilla redonda de 10 mm.
Preparamos una bandeja para horno y sobre papel sulfurizado vamos formando bastones de unos 5 cm de largo dejando espacio porque la masa luego se esparce.
Horneamos a 180º durante unos 8 m o hasta que los borden estén dorados, según el horno, y tostados. La parte de abajo de las galletas debe tener un color tostado uniforme.
Al sacarlas del horno, las galletas están un poco blanditas pero cuando se enfrían se quedan duras y muy crujientes.
Las decoré con unos fresones deshidratados.
Podéis hacer esta medida y según las que os salgan otro día la duplicáis porque la verdad es que vuelan. Si queréis ver el paso a paso de la receta este blog francés
Tuyau de Poêle también la tiene y ellos la adaptaron.
Que las disfrutéis.